Había una vez hace mucho tiempo una pequeña niña que había crecido en una pequeña casa en Las Montañas del Norte, cerca de la nieve y rodeada de vaquitas. Muy lejos de allí en Las Tierras del Sur, había un niño que creció rodeado de olivos y muy cerca del olor del mar.
Estos dos niños tenían en común una cosa muy importante, y era la pasión y el amor con el que hacían todo aquello que les gustaba. Nunca se habían cruzado, pero iban a ser unidos por algo muy sencillo y a la vez muy preciado…
Un día casi de verano, el niño del Sur hizo un largo viaje para descubrir aquellas lejanas Tierras del Norte y de repente… se cruzó con aquella pequeña niña. Rápidamente les unió algo muy fuerte que hizo que la pequeña niña del Norte dejara aquellas tierras para descubrir el Sur con su inseparable compañero. Se convirtieron en una sola alma, y comenzaron a darse cuenta que aquellas tierras que les habían visto crecer y dónde habían aprendido a ser quiénes eran, se estaban quedando pequeñas para seguir creciendo.
Después de un tiempo, y de pensarlo mucho, tomaron la más difícil de las decisiones que habían tomado en sus vidas. Decidieron partir de su tierra, la que tanto amaban, y viajar a un lugar muy lejano donde ninguno de los dos había estado antes. Como equipaje, los dos niños decidieron tomar con ellos algo muy importante, la pasión que les guiaba a cada uno. Esa pasión con la cual los dos habían nacido, habían crecido y la cual les unió para siempre aquel día donde se encontraron en la tierras del Norte.
Ellos sintieron la necesidad de mostrar esta pasión a todos los habitantes de las nuevas tierras, sintieron que era algo tan bonito que tenían la obligación de compratirlo con el mundo.
Y siguieron creciedo…
¡Estamos aquí para comparir contigo nuestro amor por nuestra maravillosa comida!